El nieto es, nada más y nada menos, que nieto del famoso personaje de condorito «Roto Quezada», el es el defensor regional del Bío Bío, que es homenajeado por dejar en la impunidad a carabineros que abusan en la institución.
Este martes se divulgó un video donde se aprecia a carabineros de Concepción realizando un homenaje al defensor público, Osvaldo Pizarro, quien representó al uniformado que el pasado viernes utilizó su arma de servicio en contra de un joven, en el marco de las manifestaciones, luego que fuera botado de su motocicleta y agredido.
En el registro se ve al grupo de funcionarios que, en medio de aplausos, reciben al abogado.
“Quiero agradecerle. Estoy haciendo un video para que lo guarde de regalo”, dice quien grabó el video, añadiendo que “este es el humilde agradecimiento que le pueden hacer los carabineros, sus carabineros… en este caso al Torres, a quien pudo sacar en libertad”.
El uniformado agregó que “humildemente podemos compartir un café y galletas, y nuevamente un aplauso para el defensor…”.
Durante el viernes 6 de marzo, en el marco de las manifestaciones que se realizaban en el centro de Concepción, el sargento primero Víctor Torres Aguayo utilizó su arma de servicio en contra de un joven, quien según muestra otro video botó al funcionario de su motocicleta y lo agredió.
Desde ese día que se encontraba detenido, sin embargo este lunes se decretó su libertad, bajo la medida cautelar de la prohibición de acercarse a la víctima mientras se realiza la investigación.
La historia Okulta del fiscal de la impunidad
El defensor defiende a su abuelo
Osvaldo Pizarro Quezada, defensor regional de Bío Bío, nieto del coronel Washington Quezada Carranza. Sobre la mesa tiene recortes de prensa, certificados y fotografías que avalan la única versión que su famoso abuelo dio a la prensa en torno al tema del “Roto Quezada”, un reportaje de la revista VEA de 1975. Su nieto narra al principio una historia similar a la de Pepo, pero agrega detalles que eran desconocidos, hasta ahora.
Uno o dos días después de la fiesta apareció “Pepo junto a dos mujeres que habrían sido reportadas por la guardia o control de acceso como mujeres de baja reputación, que aducían que habrían perdido un anillo. No se les permitió el ingreso, porque solo entraban socios y, en segundo lugar, porque el horario de ingreso era a las 11 de la mañana”.
Continúa su relato señalando que su abuelo ordenó registrar “todas las especies en el lugar donde se depositaban las cosas perdidas con ocasión de esa fiesta y le trajeron un pequeño chauchero de color rojo”. El militar lo mostró, pero una de las mujeres negó que fuera de ella. “Mi abuelo abre el chauchero y encuentra una fotografía de una de las mujeres con unas monedas de 20 centavos”.
Esto molestó al grupo y se retiraron indignados. “Las versiones más internas, más familiares señalan que efectivamente habría ocurrido un altercado, pero que mi abuelo no le dio importancia. Pepo, al momento de retirarse, dijo que se iba a vengar de él”.
Relata que su abuelo, “como buen oficial de Ejército, siempre fue bastante riguroso y acatador de normas”, y actuó de esa manera ante la presencia de conductas inaceptables para él como hacer acusaciones de hurto en contra de su personal al cual consideraba de una reputación intachable. Con esto se mancillaba el honor del casino.
Ya con la venganza en marcha, algunos de los hijos del coronel Quezada se molestaron. “Mis tíos – señala Osvaldo Pizarro – en algún momento quisieron tomar represalias contra Pepo, pero mi abuelo se los prohibió tajantemente”. Algunos pertenecían al ejército y practicaban box.
Pinochet y el “ahorcadito”
Osvaldo Pizarro nos revela otros antecedentes desconocidos de la anécdota. “También tenemos información que en el gobierno militar, el general Pinochet habría prohibido a Pepo que publicara en sus tiras cómicas la figura del Muera el Roto Quezada junto al “ahocardito”, pues esto afectaba la honra y honor del Ejército al vincularlo a un coronel en retiro”.
Un díscolo Pepo solo habría aceptado eliminar al ahorcadito, pero no la ya famosa frase de sus historietas. Esto solamente ocurrió en 1980 cuando el coronel Washington Quezada Carranza dejó de existir.
El defensor regional, pese a los años trascurridos, se toma la molestia de hablar para que se conozca la versión de su abuelo. “Yo he escuchado muchas versiones de esta historia, de personas que se han atribuido algún parentesco con mi abuelo, pero que no tienen nada que ver con la familia. Por eso conversé con mi abuela y con mi madre para recuperar documentos” y contar la verdad de Washington Quezada. “La versión de mi abuelo es una sola y las de Pepo son dos pero distintas y se contraponen. Como buen nieto, creo que la versión oficial es la que entregó mi abuelo”.