¿Porqué la gente se recupera de Covid-19, si es tan mortal y no existe cura o vacuna?: Aqui podras encontrar esta pregunta que muchos se hacen.

La COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus surgido en Wuhan (China) en diciembre de 2019. ¿Y qué es un coronavirus? Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. Bautizado inicialmente como ‘virus de Wuhan’ o en referencia al lugar donde surgió y donde se han registado la mayoría de casos, recuerda a infecciones como el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio (MERS) o el síndrome agudo respiratorio grave (SARS).

Este tipo de epidemias suelen estar provocadas por virus de animales que usan ácido ribonucleico (ARN) como material genético para mutar y acaban transmitiéndose a otros seres vivos. En este caso concreto, el principal sospechoso es el murciélago, si bien los expertos creen que ha tenido que haber cambios sustanciales a través de un «huésped intermediario». Aunque no se conoce de forma precisa su comportamiento, se cree que el coronavirus se transmitía en primer lugar a través del contacto con animales infectados, pero una vez que mutó ya era capaz de pasar de una persona.

Una primera investigación llevada a cabo por científicos chinos sugería que el virus podría haber residido en las serpientes. Después de localizar el germen, consiguieron estudiarlo para tratar de determinar de dónde procedía y los motivos de su virulencia. Tras compararlo con otros coronavirus conocidos, pronto hallaron que se trataba de la mezcla de uno originario de los murciélagos pero mezclado con otro de origen desconocido. Y esa recombinación de ARN fue a parar, primero, a las sierpes y, después, a los pangolines, tal y como explica el estudio publicado en el ‘Journal of Medical Virology’. No obstante, no hay pruebas concluyentes en ninguno de los casos.

Investigadores de la Universidad de Pekín y del Instituto Pasteur de Shanghai han identificado dos cepas principales relacionadas con la COVID-19: una más agresiva, que está provocando el 70% de los casos, y otra menos virulenta, que afecta al 30% de los enfermos. Tras analizar 103 genomas secuenciados, llamaron a una ‘tipo L’ y a la otra ‘tipo S’. La de ‘tipo L’ presentaba especial virulencia y fue más común al comienzo del brote, pero su frecuencia ha disminuido después de principios de enero, a causa, según los científicos, de las estrictas medidas que China puso en marcha. El 30% restante de las cepas, que llamaron ‘tipo S’, tienen efectos menos peligrosos para las personas.

Pese a que muchas personas han comparado este virus con el de la gripe, la OMS cifra en un 3,4% la proporción de casos que terminan con la muerte del paciente. «En comparación, la gripe común generalmente mata mucho menos del 1% de los infectados», ha especificado el director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Por el momento, tampoco hay ninguna evidencia de que el virus causante de la COVID-19 tenga un comportamiento estacional y que, al igual que sucede con la gripe común, comience a remitir con la llegada de la primavera al hemisferio norte. “Con este virus no hay datos, existe algún estudio in vitro que sugiere que ante altas temperaturas se inactiva en parte, pero ese no es el único factor que importa”, explica a Teknautas Jesús Rodríguez Baño, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla y presidente de la Sociedad Europea de Microbiología e Infecciosas. El virus de Wuhan se parece mucho al SARS, que «no tuvo un claro comportamiento estacional”.

Con él coincide Adolfo García Sastre, que dirige en Nueva York el Instituto Global de Salud y Patógenos Emergentes en la Escuela de Medicina de Icahn en el Hospital Mount Sinai. Bajo el punto de vista de uno de los virólogos españoles más reconocidos del mundo, «la vacuna contra la gripe o los antivirales que tenemos no funcionan, así que son distintos, pero se transmiten de forma muy parecida y la enfermedad que causan también es similar, puede ir desde muy suave a muy severa». En este sentido, apunta a que «la gran diferencia con la gripe estacional es que hay personas que no se infectan porque la han tenido hace poco o porque la vacuna les ha funcionado bien». «En la gripe pandémica, como la gripe A de 2009, no existe esa inmunidad, así que el número de infecciones puede ser mayor y, en ese sentido, se parece más», aclara.

Uno de los misterios que aún rodean a este coronavirus está en su capacidad de mutar, algo que será clave para entender si bastará con una vacuna para erradicarlo o si por el contrario volverá cada nueva temporada con una forma distinta. El virus que salió de Wuhan no es exactamente el mismo que entró en España. Tras obtener los primeros genomas completos del SARS-CoV-2 de los primeros casos confirmados en el país, la Universitat de València y la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana han revelado que la cepa «está en continua mutación» y sostienen que son sus diferentes linajes los que se extienden por el mundo.

¿Cómo se contagia el coronavirus?

Tal y como señala la OMS, una persona puede contraer la COVID-19 por contacto con otra que esté infectada por el virus. «La enfermedad puede propagarse de persona a persona a través de las gotículas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando una persona infectada tose o exhala». Estas gotículas caen sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, de modo que otras personas pueden contagiarse de COVID-19 si tocan estos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca.

También pueden contagiarse si inhalan las gotículas que haya esparcido una persona con COVID-19 al toser o exhalar. Por eso es importante mantenerse a más de un metro (tres pies aproximadamente) de distancia de una persona que se encuentre enferma. No obstante, un estudio de epidemiólogos del Gobierno chino ha matizado esta posibilidad. Los investigadores han descubierto que el virus puede permanecer en el aire durante, al menos, 30 minutos y viajar hasta 4,5 metros. No obstante, este tiempo de permanencia depende de factores como la temperatura y el tipo de superficie. Por ejemplo, con una temperatura en torno a los 37 grados, puede sobrevivir durante dos o tres días en vidrio, tela, metal, plástico o papel.

Ante la incertidumbre generada, la OMS ha desmentido que se propague a grandes distancias a través del aire y ha asegurado que la principal vía de contagio son las gotículas que se generan cuando una persona infectada tose o estornuda, o a través de saliva o de secreciones de la nariz. Del mismo modo, ha confirmado la seguridad que supone recibir una carta o un paquete procedente de China, epicentro del brote, ya que, según la información preliminar, el nuevo coronavirus puede sobrevivir en una superficie durante unas horas. Que los animales de compañía propaguen el nuevo coronavirus ha sido también negado por la institución, que no tiene «ninguna prueba» de que el nuevo coronavirus infecte a animales de compañía como los perros y los gatos.

Investigadores especializados en enfermedades infecciosas de la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos) y otras instituciones de Hong Kong, China y Francia han llegado a la conclusión de que es «muy probable» que el coronavirus COVID-19 se propagara más allá de Wuhan y otras ciudades antes de que las autoridades chinas pudieran activar las medidas de cuarentena. Al menos 128 urbes fuera de la zona de cuarentena, incluidas las que no se han notificado casos hasta la fecha, tienen un riesgo de exposición «mayor que el habitual». En el mismo país, expertos del Hospital Mount Sinai en Nueva York (Estados Unidos) han descrito a través de imágenes de una tomografía computarizada (TC) de tórax las características afectadas en los pulmones de los pacientes, lo cual puede ser clave para controlar el brote.

Tras estudiar 44.672 casos, Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CCDC, por sus siglas en inglés) ha estimado que el virus afecta de manera leve a casi un 81% de los infectados pues buena parte de los contagiados se encuentran, a priori, fuera de los grupos de riesgo en los que el coronavirus provoca mayores defunciones. La mayoría de los casos de contagio se dan entre la población que tiene de 30 a 79 años, con una tasa de letalidad media del 2,3%, mientras que la mayor parte de los fallecidos supera la barrera de los 50 años, una edad a la que, según se deduce del mayor estudio elaborado hasta la fecha, aumenta el riesgo de mortalidad, con una tasa de letalidad del 1,3%.

Los datos del Ministerio de Sanidad español arrojan que a partir de los 60 años las consecuencias de la enfermad son mucho más graves. Esta franja representa el 86,5% de los hospitalizados, el 68,4% de los ingresados en la UCI y el 95,4% de los fallecidos.

Síntomas de la COVID-19

La Organización Mundial de la Salud (OMS) aún admite que «no se sabe lo suficiente sobre COVID-19 como para sacar conclusiones definitivas sobre cómo se transmite, las características clínicas de la enfermedad o el grado en que se ha propagado», pero a juzgar por los miles de casos registrados hasta la fecha y las similitudes con otras cepas de coronavirus, puede presentarse de diversas formas; desde el resfriado común hasta la neumonía aguda. Estos son algunos de los síntomas más frecuentes entre los pacientes infectados:

  • Fiebre.
  • Cansancio
  • Tos seca.
  • Dificultades para respirar.
  • Dolores (en algunos pacientes).
  • Congestión nasal (en algunos pacientes).
  • Rinorrea (en algunos pacientes).
  • Dolor de garganta (en algunos pacientes).
  • Diarrea (en algunos pacientes).

Estos síntomas suelen ser leves y aparecen de forma gradual, si bien algunas personas no muestran ninguno y ni siquiera se encuentran mal. Una de cada seis personas que contrae el virus desarrolla una enfermedad grave y tiene gran dificultad para respirar, especialmente personas mayores y las que padecen afecciones médicas subyacentes, como hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes. En casos más graves, la infección también puede causar:

  • Neumonía.
  • Síndrome respiratorio agudo severo.
  • Insuficiencia renal.

Basándose «en lo que se ha observado previamente como el período de incubación», los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estiman que los síntomas podrían aparecen en tan sólo dos días o hasta 14 después de la exposición. No obstante, el epidemiólogo chino Zhong Nanshan, conocido por su trabajo en la gestión del brote de SARS y que ha sido nombrado asesor principal de la COVID-19, sugiere que el período de incubación del nuevo coronavirus podría ser de hasta 24 días.

A juicio del director del Instituto de Virología del Hospital Universitario de Bonn, Hendrik Streeck, la pérdida de olfato y gusto también son rasgos bastante comunes entre los infectados, llegando incluso a alcanzar los dos tercios de los pacientes evaluados por su equipo. «Un estudio realizado en la ciudad china de Shenzhen mostró que el 91% de los infectados sólo mostraban síntomas de leves a moderados, con tos seca e irritable y posiblemente fiebre. En nuestro caso, también hay una pérdida del olfato y del gusto, y hemos visto que la diarrea ha sido más común de lo que se pensaba hasta ahora, afectando a un 30% de los infectados», indica el doctor.

Tratamiento de la COVID-19

La mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial. Por el momento, no se recomienda «ningún medicamento específico» para prevenir o tratar la infección, pero los médicos de medio mundo trabajan a contrarreloj en desarrollar una cura tomando como referencia las experiencias pasadas. El Ministerio de Defensa de China asegura haber desarrollado «con éxito» una vacuna contra el coronavirus y ha autorizado las pruebas en humanos. Son varios los posibles métodos que China tiene previsto poner a proueba a partir de abril.