Por Galia Aguilera: La baja participación del sector minero en el estallido social es motivo de discusión y abre la pregunta ¿por qué no han desplegado toda su fuerza?

La baja participación del sector minero en el estallido social es motivo de discusión y abre la pregunta ¿por qué no han desplegado toda su fuerza?

Por Galia Aguilera

Profesora, y dirigenta del Partido de Trabajadores Revolucionarios

Hoy el gobierno en alianza con los partidos del régimen, desde la UDI hasta RD, están imponiendo un proceso constituyente, amarrado con trampas y engaños, que descaradamente mantiene los privilegios del gran empresariado y sus políticos que plagan el parlamento, pero ¿Qué faltó para que la fuerza de las calles impusiera sus demandas? ¿Qué faltó para imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana? ¿Qué falta para imponer las demandas exigidas en la calle?

En el norte de Chile, en especial en la región de Antofagasta, se sabe de la importancia estratégica que tiene la minería para la economía del país, pues sólo en esta región se concentra el 51% de la producción de cobre, que popularmente se le ha nombrado como el sueldo de Chile.

Cabe mencionar que más del 70% de la producción minera esta en manos de privados, como la anglo australiana BHP Billiton dueña de minera Escondida y también Antofagasta Minerals, donde el Grupo Luksic es dueño del 70% de su propiedad. La actividad minera representa el 10% del PIB del país y casi el 50% de las exportaciones.

Desde que Pinochet comenzó a privatizar los recursos naturales, han saqueado salvajemente. Solo el 2016 las multinacionales sacaron de Chile más de US$ 22 mil millones de dólares y pagaron US$ 300 millones de dólares de impuesto, lo que equivale al 1,3% de sus utilidades.

Durante el estallido social, sectores como portuarios se activaron con paralizaciones y huelgas, junto con sectores de servicios como la educación, el sector público y la salud, asestando golpes y preocupación en el débilitado, pero represivo gobierno de Piñera. El 12 de noviembre fue una pequeña muestra de el poder de la clase trabajadora.

La revuelta en la ciudad tuvo acciones como los cortes de ruta en caminos que se utilizan para transportar a los trabajadores a las mineras, una forma popular de frenar la producción para que se escucharan las demandas que aún se anhelan por la población. Algunos sindicatos realizaron marchas en la ciudad de Antofagasta para dar cuenta que estaban junto al pueblo y sus demandas, en redes sociales se viralizaron viandazos en los comedores con cientos de trabajadores golpeando sus cubiertos con los platos en forma de protesta y solidaridad con las demandas del pueblo.

Sin embargo, al no paralizar como sector estratégico de la economía, se ha generado una visión distorsionada sobre este sector, algunos sectores plantean que son un sector privilegiado que sólo le importan los bonos y otros directamente los interpelan como“mineros cagones” por no haber paralizado.

Respecto de los privilegios, cabe mencionar que el 70% de los mineros trabaja para una contratista, por tanto, se encuentran en permanente incertidumbre e inestabilidad laboral. El minero que contaba con trabajo estable es una minoría hoy, sin ir más lejos, la misma estatal Codelco a comenzado no sólo un plan de despidos masivos, sino también a comenzado a cercenar derechos de salud y garantías para las familias de los trabajadores, lo que no está acorde con lo duro que significa trabajar en un lugar donde se condenan a enfermedades como la silicosis.

¿Cuál fue el rol de las direcciones sindicales? La responsabilidad de que el sector minero no paralizará, no se debe buscar en el minero de base, sino en quienes son los encargados de organizar y dirigir a este sector. El nefasto rol de sus dirigencias dejó impotente a una base poderosa por su rol estratégico. Prevío al primer llamado a huelga general por parte de la CUT, la dirección sindical de la Federación de Trabajadores del Cobre, y en particular su expresidente Juan Olguín se reunió con los ministros del Trabajo y Minería, Nicolás Monckeberg y Baldo Prokurica, y concluyó en deponer el paro convocado por los trabajadores de Codelco en apoyo a la convocatoria de huelga general. Decisión que no fue votada por las bases, y que implicaba dejar sólo a los mineros que querían pararalizar, desición que Olguín tras su salida de la Federación reinvindica: “No me arrepiento de lo que hice, creo que fue lo correcto. Me habré equivocado en la forma, pero no en el fondo”.

Las direcciones sindicales de los mineros no sólo han tenido un rol criminal al no participar del estallido social, como lo ha hecho la Mesa de Unidad Social, dirigida principalmente por el Partido Comunista y el Frente Amplio, quienes han optado por el camino de una tregua con el gobierno y reuniones secretas, incluso frente al arrebato de derechos como sucede en Chuquicamata, la opción no ha sido la paralización de la producción, sino que la huelga de hambre de los dirigentes. Medidas de este tipo no fomentan que sean los propios mineros los que respondan frente a las medidas de reducción salarial, perdida de beneficios, despidos o incluso el avance de privatizaciones.

Quienes propagan la idea de que los “mineros son cagones” no hacen más que devaluar la importancia del poder de fuego que poseen los trabajadores mineros que producen las ganancias millonarias del “sueldo de Chile” y devalúan el poder disruptivo que poseen los trabajadores para afectar las ganancias de los capitalistas paralizando la producción, esa es la clave que posee la clase obrera para dar vuelta la situación, sin nosotros los trabajadores el país no funciona.

El movimiento estudiantil el 2011 logró que se instalará la importancia de este sector para financiar la educación gratuita con la denuncia “el cobre por el cielo y la educación por el suelo”. La situación actual abre nuevamente la necesidad de la renacionalización de los recursos naturales para financiar las demandas sociales, como salud, educación y vivienda. Para que esto ocurra y este al servicio de las grandes mayorías la gestión de estos recursos debe estar bajo control de los trabajadores y comunidades, pues sólo la estatización tiene el peligro tener expresiones como Nelson Pizarro, presidente de Codelco, quien tiene suculentas ganancias en el puesto que ostenta en la estatal. En este sentido, el llamado a los mineros a la huelga y la lucha contra su burocracia sindical es central para que avance la situación a favor de conquistar las demandas de la mayoría de la población.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.cl/Mineros-cagones-o-direcciones-traidoras