Antes que partiera Anita González de Recabarren, a reunirse con sus seres queridos, junto a Emanuel Gonzalez y la producción de Natalie, compartimos una hermosa tarde que difícilmente se podrá olvidar.
El compositor nacional Emanuel González, sin saber habia compuesto «liquido algodón» hace ya un tiempo, pero aquel dia se dio cuenta que esas letras le pertenercian a Anita, desde ese dia se convirtió en un regalo en vida a nuestra querida compañera Anita.
Su imagen es el símbolo de la persistencia de la memoria en nuestro país. Su duelo, interminable e inabarcable, la bandera de lucha que ha encabezado, representando en su cuerpo la historia de las víctimas de los atropellos a los derechos humanos en dictadura. Ana González de Recabarren recuerda su infancia tocopillana, su llegada a Santiago, las juventudes comunistas, las primeras imágenes de su amor, Manuel. Un testimonio que está también contenido en las páginas de su autobiografía, que acaba de terminar.
La fuerza de su rostro en un mural recién inaugurado, el mismo en cada marcha por la justica, la verdad y la memoria. Mujer insurrecta, mujer de una guerrilla especial que ella ni siquiera imaginó, cuando el siglo XX no llegaba ni a su primera mitad, allá, en Tocopilla, en el norte de Chile. Ana González (1925), histórica dirigenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y comunista desde su adolescencia, observa los rostros de los suyos, “los míos”, mientras revisa los anillos en sus manos delgadas, con uñas rojas, impecables. Lo hace para comenzar a recordar, mucho antes de ese día nefasto, cuando la infamia quebró a un Chile que no ha logrado volver a su densidad democrática, republicana; un Chile que no ha logrado recuperar sus vidas.
Manuel Guillermo (22), casado, dos hijos, gásfiter; Luis Emilio (29), técnico gráfico, ex dirigente sindical, y su esposa, Nalvia Rosa Mena (20), embarazada de tres meses, dueña de casa, y el hijo de ambos, de dos años y medio, Luis Emilio Recabarren Mena, Puntito, fueron secuestrados por la Dirección Nacional de Inteligencia (Dina) en un operativo que los agentes montaron cerca de su casa familiar, en calle Sebastopol con Santa Rosa. Los hermanos Recabarren González tenían una imprenta en Nataniel 47. Seguían el oficio de su padre, Manuel Segundo Recabarren Rojas, quien salió a buscarlos muy temprano al día siguiente. Tampoco volvió. Dicen que lo vieron en Villa Grimaldi. Su rastro se pierde en agosto de ese año. Puntito, el nieto que los agentes del Estado dejaron a merced de la calle perseguida, fue el único que sobrevivió.
Se los llevaron a todos
La casa de los Recabarren González, en San Joaquín, es parte de ese país perdido. La reja se cerró a los pocos días de no volver jamás Manuel, quien fue dirigente gremial de los gráficos, presidente de los sindicatos de la Editorial Universitaria y Editorial Nascimento, y presidente de las Juntas de Abastecimiento y Control de Precios (JAP) de San Miguel. Todos, incluida Ana, nunca dejaron de ser militantes del Partido Comunista. Ana, dirigenta de base, presidenta de la junta de vecinos, vivió para organizar y buscar la forma de derribar las desigualdades sociales.
Después de ese 30 de abril no quedó nada más que el silencio de afuera, de la calle sin confianza, delante de esa reja que permanece clausurada con una gran cadena. Se cerró así porque el sonido del picaporte hacía temblar a Ana a diario con un ruido falso, el mismo ruido que eternizó a la dictadura.
Una puerta que sólo se abrirá cuando regresen.
Dejamos este micro documental, con el tema Líquido Algodón de Emanuel Gonzalez, que Anita se llevó con ella, para escucharla con los suyos.
Liquido Algodón, en un formato que sin duda a Anita le hubiera escuchado oír.