[Entrevista] con Jorge Baradit: «Esta es una revolución ética, no ideológica. Queremos el retorno de la dignidad». Lanzó su nuevo libro «Rebelión», inspirado en el estallido social.

Acaba de lanzar su libro «Rebelión», una serie de crónicas y reflexiones sobre el reciente estallido social. Sin embargo, Jorge Baradit, en conversación con Ciudadano ADN, aseguró que no es un libro de historia, disciplina que «necesita mínimo 40 años para recabar todos los puntos de vista y conciliar los discursos».

Según el escritor, el estallido social tiene diversos detonantes, que van desde las polémicas declaraciones de algunos ministros y la performance del presidente de Gasco en Lago Ranco. «Ese tipo de actitudes prepotentes de una oligarquía pasada de rosca, van a ser un hito del futuro para explicar el estallido».

Un estallido donde «en las primeras tres semanas habían niños, abuelitas, creatividad, sonrisas. La gente estaba muy feliz de sentirse parte de un hecho histórico», recuerda Baradit. Pero la represión violenta produce que»esta libido creativa empieza a devenir en caos destructivo», lo que para Baradit comienza a ocurrir a fines de noviembre, y «por supuesto que es una estrategia, y de las más básicas».

Libro recién lanzado «Rebelión»

Para el escritor se trata de un movimiento histórico. «Nunca en la historia de Chile y pocas en la historia del mundo» ha habido una manifestación de esta naturaleza, principalmente por su carácter de «absolutamente autoconvocada, sin nadie digitando desde ningún movimiento político, ni Chilezuela, ni Cuba, ni alienígenas». Baradit participó de las movilizaciones, principalmente en la zona de Plaza Ñuñoa. «Me dio rabia que empezaran a reírse de Plaza Ñuñoa. Si en Plaza Italia también había fiesta y saltimbanquis», comentó. 

Baradit criticó «la irresponsabilidad de Sebastián Piñera», al decir que estamos en guerra y sacar a los militares a la calle. «Era llamar a las Fuerzas Armadas a sacar su entrenamiento de tiempos de guerra. La señal que les estaba dando a los militares era terrible». Sin embargo, cree que el general Iturriaga «se ganó un poroto en la historia» con su declaración de que él no estaba en guerra. «Esa frase va a quedar en los libros de historia. Esa frase salvó vidas».

Hoy, Baradit descarta que el movimiento social tenga un desenlace violento. Además de que «lo que se entiende por respeto a las personas no es lo mismo que en 1973 o 1907», somos el país «con más tratados de libre comercio del planeta. Si Suecia o España dice ‘yo no comercio con un gobierno que está actuando de esa manera’, nos vamos al carajo». Sí cree que puede haber expresiones de «movimientos civiles violentos, como la irrupción de Patria y Libertad», además del actuar de «una institución, Carabineros de Chile, enloquecida hace rato y descabezada. Un gobierno con el 6% no tiene piso político para gobernar, lo único que tiene es la fuerza y las Fuerzas Armadas no están disponibles. El gobierno pende de un hilo verde. Salvo Carabineros no veo nadie más dispuesto a financiar una masacre en Chile», estimó.

Esta es una oportunidad histórica para cambiar Chile, para Baradit, y que por primera vez no está aconteciendo «en el contexto de una guerra civil o de una dictadura militar». La última vez que eso ocurrió, contó, fue entre 1823 y 1829, cuando «los militares rebeldes maravillosos que nos liberaron, intentaron una Constitución liberal a la antigua, democrática», pero «vino la reacción de la oligarquía, con Portales como el Jaime Guzmán de la época que redacta una constitución casi monárquica. Cuando le empiezan a ganar, la oligarquía patea el tablero y dispara». En cambio, hoy «las Fuerzas Armadas no están disponibles y la Iglesia también está retirada. Están las condiciones para que no haya masacre», aunque «no están los tiempos para gorilas, sí para populistas autoritarios, y yo creo que para allá quiere ir Piñera».

Otra acción violenta que se ha visto en el estallido social es el derrumbe de estatuas de figuras históricas, aunque para Baradit «son estatuas súper específicas. Botaron a Baquedano, pero Manuel Rodríguez no tiene una raya de pintura. Balmaceda tampoco. Botaron un montón de O’Higgins y de Pedro de Valdivia. En Temuco dos o tres de Cornelio Saavedra». El escritor plantea que «es súper simple, lo que la gente estaba haciendo no era vandalismo, es que hay un panteón de héroes que no nos representa. La gente dijo ‘este país es mío’. Es el retorno del gran pueblo de Chile. La gente está entrando a su propio país».

Baradit enfatizó que, en cabildos y asambleas, «no hay una rebelión ideológica como la del 70. Lo que había era una revolución ética. Queremos el retorno de lo correcto, de la dignidad». Por eso, los mejores evaluados de la crisis son los Bomberos, «que se sacrifican por el otro. Ese es un estándar ético para los políticos. Gente que piense en comunidad, no en este Chile de capitalización individual. Por ahí va esto».

Consultado por su decisión en el plebiscito constituyente, Baradit aseguro que «requetecontrasúper apruebo este proceso», y aprovechó de hacer un llamado a que «no se queden fuera de la historia, vayan a votar», junto con comentar que las regalías de «Rebelión» irán en beneficio de «Ojos de Chile», fundación en beneficio de las víctimas de trauma ocular como Gustavo Gatica y Fabiola Campillai. «Esta es una discapacidad que el Estado de Chile le regaló a sus hijos para siempre».