Italia sufrió recientemente una epidemia de malaria (o paludismo), con 3 805 casos registrados entre 2013 y 2017.
La distribución geográfica de los casos de malaria registrados entonces coincide de manera muy exacta con la distribución geográfica de los 59 138 casos de infección con coronavirus detectados ahora.
Los científicos chinos reportan que, al igual que en los casos de malaria, el tratamiento con cloroquina resulta eficaz en los casos de Covid-19.
Cloroquina, el medicamento que Trump quiere usar contra el coronavirus
Este medicamento es utilizado actualmente para combatir la malaria y ha comenzado a ser utilizado como prueba ante el nuevo coronavirus. También se usa para tratar el lupus eritematoso discoide o sistémico y la artritis reumatoide en pacientes cuyos síntomas no han mejorado con otros tratamientos.
Mucha presión por encontrar una respuesta rápida. La necesidad de encontrar soluciones ante la crisis del coronavirus choca con los tiempos que requieren la investigación, el desarrollo y el posterior testeo de nuevos medicamentos. Esos plazos hacen que sea casi imposible pensar en que una vacuna contra el COVID-19 pueda ser una solución en el corto plazo.
Donald Trump ha presionando a la Administración de Medicinas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) para eliminar las barreras de obtener terapias contra el coronavirus para pacientes. Según el presidente, un medicamento que actualmente se utiliza para tratar la malaria –la cloroquina– podría estar disponible prácticamente de inmediato para atacar el virus. “Ha existido durante mucho tiempo, así que sabemos que si las cosas no salen según lo planeado no va a matar a nadie”, señaló Trump ante la prensa en la Casa Blanca hace un par de días.
La evidencia preliminar de células humanas sugiere que la cloroquina –utilizada para tratar la malaria y las enfermedades autoinmunes– puede tener cierta actividad contra el coronavirus. Médicos en China, Estados Unidos y otros países han usado esta medicina de manera experimental en pacientes con covid-19, pero aún no hay evidencia clínica suficiente de que sea efectivo en humanos.
De acuerdo a un artículo publicado por la agencia AFP, un tratamiento con cloroquina ha mostrado señales de eficacia según aseguró a dicha agencia Didier Raoult, director del Instituto Mediterráneo de Infecciones en Marsella (sur de Francia), basándose en resultados de un estudio clínico chino. Además de su eficacia, la «cloroquina es un medicamento barato y sin peligro, utilizado desde hace más de 70 años», sostiene Raoult.
Sin embargo, el medicamento, generalmente considerado seguro para la mayoría de pacientes, puede tener algunos efectos secundarios que incluyen convulsiones, náuseas, vómitos, sordera, cambios en la visión y baja presión arterial.
La OMS, reticente en su momento
Muchos expertos han instado a la prudencia al subrayar la ausencia de datos clínicos sólidos sobre sus efectos.
Hace unas semanas se le preguntó sobre la cloroquina a la Dra. Janet Díaz de la Organización Mundial de la Salud. Por entonces, y aunque el virus no estaba tan extendido en Europa afirmó: “no hay evidencia de que sea un tratamiento efectivo en este momento. Recomendamos que las terapias se prueben bajo ensayos clínicos aprobados éticamente para demostrar eficacia y seguridad”.
En ese momento, ella indicó que los medicamentos prioritarios en los esfuerzos de investigación y desarrollo de la OMS eran antivirales, otro tipo de medicinas que incluyen el remdesivir, que también es analizado en ensayos clínicos en China y Estados Unidos.
A esto se añaden algunos casos recientes que jugarían contra la tesis de Trump. El pasado viernes, las autoridades de Nigeria informaron de que al menos dos personas se intoxicaron con cloroquina, y que permanecen ingresados en sendos hospitales de Lagos.
Historia de la cloroquina
La cloroquina fue descubierta en 1934 por el científico italoalemán Hans Andersag. Está en la Lista de Medicamentos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud, que incluye a las medicinas más seguras y efectivas que se necesitan en un sistema de salud. Es utilizado esencialmente para prevenir y tratar la malaria y, ocasionalmente, se utiliza para la amebiasis que se produce fuera de los intestinos, la artritis reumatoide y el lupus eritematoso.